jueves, 28 de septiembre de 2017

Alvaro Vitali, alias "Jaimito"


Alvaro Vitali, protagonizó una serie de películas de corte cómico, que fueron proyectadas en mi "cine de barrio" con cierta asiduidad, y gran acogida por parte del público.

Estaban calificadas "para mayores de 18 años", no porque de vez en cuando se pudiera ver alguna escena de destape de la época (años 80), sino por el lenguaje subido de tono, aunque si se proyectaran hoy en día, nuestros adolescentes se partirían de risa con esa censura.

Para que el lector se haga una idea, estas películas italianas tendrían un paralelismo en nuestro cine con las de Ozores, Fernando Esteso y Andrés Pajares, a los cuales por supuestísimo dedicaré una entrada en este blog, ya que forman una parte relevante del cine que proyecté.


Hay una película en concreto, "Jaimito contra todos", que a día de hoy aún recordamos en mi casa, sobre todo por una de las escenas, en la que Jaimito sube a un taxi junto a su abuelo (aunque más pareciesen padre e hijo, ya que Álvaro en aquella época ya superaría la treintena), pasando al lado de unas prostitutas, y donde el pobre "Jaimito", ávido de saber, le pregunta a su abuelo quiénes son esas señoras. El abuelo, con gran delicadeza, intenta suavizar la respuesta, y es entonces cuando el taxista se mete en la conversación abriendo al ingenuo Jaimito los ojos a la realidad. Insiste Jaimito, preguntando ahora, si no tienen hijos, y el abuelo ya cabreado y fuera de sus casillas le dice que sí, que sus hijos son los taxistas. Menos mal que la película no se produjo en esta época, porque si no seguro el gremio protestaría.

Las películas eran malas de solemnidad, pero conocían una gran éxito, llenando la sala y siendo acompañadas por otra de calidad menos discutible en sesión doble. A día de hoy, por alguna razón, mi hermano y yo hemos aguijoneado con la curiosidad por estos filmes a mi sobrino adolescente, que se las ve por el YouTube (serán las hormonas).

Pero el pequeño de Alvaro Vitali (mide 1,56) no siempre hizo este tipo de películas, sino que más bien fue su modus vivendi, ya que trabajó con Fellini en Satyricon, Los Clowns, Roma y Amacord. En alguna ocasión Vitali afirmó que ni "Mastroianni lo había hecho" (interpretar para Fellini hasta en cuatro ocasiones), pero es que incluso trabajaría para Polanski en 1972 con What?.

Hoy Alvaro Vitali, con 67 años, apenas tiene apariciones públicas. Encasillado en su rol más popular, intentó en 1990 resucitarlo con Jaimito vuelve a la escuela, pero su estrella ya se había apagado y resultó un estrepitoso fracaso. En 2006, participó en un "Reality", que debió de abandonar por un agravamiento del asma que padece.

Recuerdo que todas estas películas eran distribuidas por JF (José Frade) del que hablamos en un anterior post. Y esto es todo por hoy. Seguro que algunos sí (y otros no) conoceríais de la existencia de este personaje que abarrotaba las salas de cine con sus comedias de dudosa calidad y pírrico presupuesto...

jueves, 21 de septiembre de 2017

Las películas de Louis de Funès

Gendarme de Saint-Tropez
El Gendarme de Saint-Tropez
Es probable, que muchos de los seguidores de este blog, no sabrán quien era o quien fue este señor. Louis de Funès: era un actor francés de padres españoles, cuyas películas se proyectaban en las salas con cierta frecuencia y gran aceptación. Eran películas de corte cómico la mayoría, pero que cuando se ponía una de "Funès", la respuesta en "mi cine" era sinónimo de "sala llena" o como decía uno de los acomodadores del cine, el señor Esteban: "hoy se inllena". 

La figura del acomodador era muy importante en este tipo de cine de reestreno, ya que las localidades no estaban numeradas y cada cual se sentaba donde quería. Una vez iniciada la proyección el acomodador tenía la misión de ir completando las filas de butacas con cierta técnica para no dejar huecos y que las filas de asientos se fueran completando de forma uniforme. También debía de tener el "tacto" de poner a las parejitas de novios en las últimas filas para que sus arrumacos no fueran silbados por el resto de público..."¡esos de ahí...ehhhh que la película está en la pantalla!".

También el acomodador era el encargado de expulsar a aquellos espectadores que fumaban en la sala, porque sí, en el cine de aquella época ya estaba prohibido fumar.... ¿Qué quien era el colaborador y el chivato? Pues el operador de cine, que desde su posición y gracias al haz de luz que proyectaba la cámara, podía ver de una forma muy aproximada en qué fila y butaca se estaba apurando el cigarrillo (o el puro habano, como en El cabo del miedo) sin equivocarse mucho. Vamos, que un servidor ejercía de "Google Maps "de la época.

Louis de Funes
Los gestos de Louis de Funés
Retomemos a Funès, que me he desviado un poco del tema al pincelar el oficio del acomodador. Una de las características de este actor era su capacidad para gesticular. Sólo verle hacer gestos al público ya le entraban ganas de reírse. Y aunque uno no fuera muy seguidor del cine del país vecino (como es mi caso), a las películas de Funés las guardo bastante cariño, por haber pasado con ellas momentos muy entretenidos.

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Uno de los personajes en los que más se convertía este actor era el de gendarme o inspector de policía, pero en una especie de contraposición con el agente 007, es decir, torpe, metiéndose en líos en cada escena, poniendo de los nervios a sus superiores...



Gran éxito conocieron su serie de películas consagradas al malvado "Fantomas", especie de villano enmascarado (con raigambre en la literatura y el cine mudo francés) al que Funès pretendía detener con la ayuda de un periodista, al que confunde con el propio Fantomas o con algún colaborador suyo. Rodadas a finales de los años 60, se proyectaron frecuentemente en las salas de cine de sesión doble a finales de los 70 e incluso a principios de los 80.





En Rabbi Jaccob se se puede ver al Funés mas gestual y alocado. Una de las escenas más populares es la del baile de nuestro protagonista reconvertido en rabino, que aquí podéis reproducir.


Y para terminar, nunca olvidaré el pasar por Saint-Tropez, en un viaje que hice por la Costa Azul francesa, y la ilusión que me hizo ver los lugares donde se desarrollaba una de las películas más hilarantes de Funès, El Gendarme de Saint-Tropez.

jueves, 14 de septiembre de 2017

Las proyecciones del pasado Parte I

NIC películas para niños
Y todo comenzó...... con estas películas para niños. Yo quería "dar cine" a mis amigos como mi padre hacía en el del barrio. Así que ......un 6 de enero de 1972, mi sueño de niño se hizo realidad, Baltasar me dejó bajo mi árbol un proyector de cine. Aún no existía el famoso Cinexin, que vendría más tarde, así que tuve que conformarme con un proyector muy rudimentario. Consistía en una caja con una lámpara en la que las películas eran todas de dibujos animados en blanco y negro. Rollos de papel vegetal que se iban pasando con una manivela del "sofisticado" artefacto; lo raro es que funcionaba, claro que luego había que rebobinar el rollo ¡a mano!, menos mal que no era muy extenso ya que cada película duraba unos 5 minutos.

Y de las películas para niños poco tardé en aprender a disponer las películas para los proyectores de verdad, los del cine. Y a decir verdad, todo era muy artesanal, desde que llegaban las películas al cine hasta el modo de proceder con el aparato.
Saco de película 35mm

Las películas llegaban en camión desde las distribuidoras de Madrid en sacos que había que subir a las cabinas (todavía recuerdo al hombre que las traía, un tipo grande que podía con los dos sacos de las películas, una en cada mano). Como era un cine de sesión doble, y yo mucho más "jijas" que aquel forzudo, subía los sacos de uno en uno, Cada uno tenía entre 6 y 8 rollos de celuloide, más las caja, que al principio era metálica y más tarde pasaría a ser de plástico.

Una vez en la cabina, había que ir sacando los rollos de película, y verificar la ficha técnica que venía normalmente con el primer rollo, aquí es el punto, donde el operador de cine cruzaba los dedos porque esta ficha detallaba el grado de conservación de la copia.

Barras de carbón de proyección
Barras de carbón para proyección de cine
Si la copia venía en grado de nueva o 1, semana tranquila y (jiji) entre rollo y rollo se podía dar alguna cabezadilla; si llegaba en grado 2 (la gran mayoría de las veces) había que estar alerta ante posibles cortes para que cuando se produjeran, tener la habilidad suficiente para empalmarlo enseguida y reanudar la proyección lo antes posible, sin "cabrear" a los espectadores; Si  el grado era 3 (vaya semanita nos esperaba) "Cortes Seguros" lo que se traducía en pateado y silbidos en el patio de butacas, ya que en esa época se aplaudía no sólo al final de las "pelis" como se hace ahora si te ha gustado, sino durante la proyección: cuando los buenos se cargaban a los malos.  Se silbaba, cuando había besos entre los protagonistas y lógicamente, también cuando la película se cortaba, o el operador se despistaba  y la película se oscurecía o incluso se iba a negro porque la cámara se quedaba sin luz, debido a que los dos carbones con los que la pantalla aparecía luminosa, se iban consumiendo. Más tarde, estos carbones se sustituirían por lámparas pero no en aquella época...

Rollos de películas
Rollos de películas listas para montar en bobinas
Y ahora, a montar los rollos en las bobinas de proyección: en cada una de estas podríamos empalmar dos o tres rollos, dependiendo del metraje de cada uno. Para ello contábamos con una bobina desmontable, donde encajábamos el rollo a pasar a la bobina de proyección. Al final de cada rollo venían las "colas" que eran cinta negra que teníamos que cortar y conservar para cuando devolviésemos la película al distribuidor.

Empalmadora
Empalmadora de 35mm.Que invento


La técnica artesanal del empalmado consistía en rascar en cada uno de los extremos de los dos rollos un cuadrito del fotograma con una cuchilla de afeitar e impregnarla de acetona. Hay que tener en cuenta que las películas tenían que aguantar los tirones que daban los proyectores de la época, de ahí su degradación. Cómo hubiera sufrido mucho llegaría con Degradación máxima, nivel 3, por lo que nadie te salvaba de 2 a 4 cortes por pase, a empalmar con acetona, todo un via crucis cuando hacía mucho calor.  Qué gran invento "las empalmadoras" que llegaron después, disponiendo de una guillotina para cortar y un soporte para celo.

Y por fin, a proyectar, pero eso lo dejo para otro día...

jueves, 7 de septiembre de 2017

La guerra de papá

La guerra de papá de Antonio Mercero
Una de las pelis que llegan a mi memoria como un bombazo de taquilla fue "La guerra de papá" que dirigiera Antonio Mercero antes de meterse a creador de chanquetes, pirañas y demás en su Verano Azul.

Esta película basada en la obra literaria de mi paisano Miguel Delibes,  "El príncipe destronado" y cuya hija Elisa tuve y disfruté como "profe de lengua y literatura" allá por los años 80, narra un día en la vida del pequeño de una familia numerosa de la España de los 70 de nuestro país, interpretado por el niño Lolo García, y en la que también podemos ver a una jovencísima Verónica Forqué, además de a Hector Alterio, Vicente Parra, y un irreconocible Tito Valverde.

Pues bien, esta película, en el cine donde pasé gran parte de mi tiempo como hijo de operador y luego como operador, tuvo una calurosa acogida en el barrio y fuera del mismo. Las largas colas se sucedían para adquirir la localidad -y eso que el aforo del cine rozaba las 550 localidades en dos plantas, una de patio, otra de anfiteatro y un pequeño palco de 4 filas que aún se utilizaba y que en el futuro, al igual que el anfiteatro, dejaría de utilizarse, sobre todo con la aparición de los VHS-.

La peli era distribuida por JF (José Frade) y todavía  me acuerdo de la cortinilla "José Frade Presenta" que podéis ver en el vídeo que he encontrado en el YouTube (¡anda, que si hubiera existido en esa época esto...!!)


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En la cinta encontramos frases que se me alojaron en la memoria y que tanto mi hermano como yo repetíamos, como "Vito, me voy a cortar el pito", lanzada en un arrebato del niño protagonista, porque al pobre todavía se le escapaba en la cama el pipí. O también el "Se ha muerto el Moro", cuando el gato negro de la vecina le llegó la hora.


La Vito dando de comer a Quico
La película tuvo tanto éxito que se colgó el cartel de "A petición del público se prorroga 4 días más"  (el cambio de programación se hacía los jueves), así que se aprovechó el siguiente fin de semana para hacer caja y seguir recaudando.

La verdad es que la historia siendo fiel a la novela original de Don Miguel es entretenida sin más, pero consiguió llenar varias veces el aforo completo del la sala. Años más tarde lo intentó de nuevo el dueño, reponiendo la película, pero con unos resultados de taquilla muy inferiores. Probablemente esto se debiese a que la primera vez el estreno en nuestra sala, se hizo coincidir con Septiembre, cuando los chicos no íbamos al cole por la tarde y además la ciudad se vestía de fiestas, feria de carruseles, tómbolas, y demás artilugios que se ubicaban muy cerca del cine.....

En fin, aquí termina la historia de como se llenaba una sala de cine de 550 localidades con una "peli" española (pocos hoy podrían hacer  lo mismo)

Y esto es todo por hoy, queridos seguidores de Yo, operador de cine... 




viernes, 1 de septiembre de 2017

Mis comienzos en el cine

Valladolid 1967. Empieza la aventura de "MI CINE".

Sí, esa es la fecha de mis comienzos en el cine, justo el año en que nací. Tal vez fuera porque mi "Señor Padre" ya trabajaba en eso de proyectar películas en un cine de barrio de mi ciudad: Valladolid.
Operador de cine
Mi padre en sus primeros pasos como operador de cine

El caso es que mi primer contacto con una sala de cine fue en mi "Ciudad Natal", tomando la leche materna en una butaca (por llamarla de alguna forma, ya que en aquella época eran de madera y muy duras) .

Pasaron esos primeros años y una vez que este niño empezó a ir al colegio, a unas monjitas cercanas a mi domicilio, los fines de semana los pasaba en el cine viendo las películas.

El cine era de esos de sesión doble: para los de la generación del facebook les explicaré que se ponían dos "pelis", normalmente una "buena" (o que se podía ver) y otra, digamos que "no tan buena".

Tarzan con Jhonny Weissmuller
Las pelis de Tarzan
En esos tiempos (hoy ya tan lejanos) lo que mejor podías pedir es que mi padre proyectara una "peli" de Tarzan, eso sí con Johnny Weissmuller, porque había unos Tarzanes de pacotilla que no daban ni con el tipo, ni con el grito característico de Johnny. 

El ritual de esos fines de semana era ir con papá a primera hora al cine y, ¡qué gozada!, ver a los demás chicos esperar en la cola de la taquilla, y yo, entrar el primero a coger el mejor sitio de la sala....¡Vaya cara que se les ponía!.

Una vez que todo el público había entrado, la sala estaba abarrotaba. En esa época sólo había una TV y no existían ni el VHS, ni el DVD o el BRay. Los chicos de mi edad lo mejor que podían hacer era ir al cine.

Sala de cine¡Atención, empieza la sesión!, mi padre está abriendo las cortinas que cubren la pantalla. En los años 70 y hasta bien avanzados los 80, las salas de cine protegían la pantallas con unas grandes cortinas de color generalmente oscuro.
Ahora tres timbrazos antes de empezar la sesión para que aquel rezagado se fuera acomodando y..... por fin se apagan las luces , era el momento....mi padre había bajaba los 4 interruptores que estaban fuera de su cabina.

NO-DO
Así empezaba el NO-DO

Pero antes de la proyección de las películas, todavía quedaba el insoportable suplicio para los niños de mi época y también, para algunos mayores, de tragarse el NO-DO (Noticiario Documental Cinematográfico), que era algo así como los documentales de la 2 pero en blanco y negro y alabando a un señor bajito que siempre era el protagonista y, oye, estaba siempre ocupado en inaugurar pantanos o pescando grandes salmones en su barquito, con varios hombrecillos alrededor aplaudiendo las proezas de su héroe. También salía una señora que siempre iba con un collar de perlas al cuello y al sonreír, se la veían unos dientes muy grandes.
Franco pantano
El héroe del NO-DO inaugurando pantanos

Por fin, empieza la película, normalmente "la mala" primero....si no te gustaba aprovechabas para dormir una siesta de hora y media, que es lo que solían durar esa "peli".

the endAnda, pues ya acabó la peli, vaya rollo me he quedado dormido, menos mal que ahora viene la buena.

En el intermedio salimos al cafetín del cine (el bar de cine se llama cafetín que lo sepáis), donde la Señora Carmen nos despacha gaseosas y los ochos de chocolate que merendábamos y que todavía no eran una bollería industrializada como los de ahora. Las palomitas no se estilaban de momento en el modesto cafetín, pero llegarían mas tarde, advenimiento del que se arrepentiría la Señora Carmen, porque también era la encargada de mantener la limpieza de la sala, y las pipas y las palomitas eran un mal enemigo para ella.

Terminada la sesión yo de vuelta a casa con mi madre y mi padre todavía continuaría en el cine unas horas más, ya que aún le quedaba por proyectar otras dos pelis, que a veces se convertiría en la sesión de los adultos donde una de las dos películas era de esas para mayores de 18 años, de los años 70 (llámese "películas de destape").


cinema paradisoHoy os he contado como comencé en el cine y mis dobles sesiones en una sala de un cine de barrio. Poco a poco, mi historia se va a ir pareciendo a la de Salvatore, el niño de Cinema Paradiso, ya que al cabo de los años, acabaré proyectando películas en ese mismo cine, porque mi curiosidad por conocer cómo funcionaban esas máquinas de hacer magia con los rollos de 35 mm me llevó a aprender a manejarlas a muy corta edad y, como he dicho anteriormente, pasar a proyectar en los años 80, mientras realizaba mis estudios de informática. No sin antes haber pasado por los puestos de taquillero, acomodador, repartidor de publicidad de las películas por los buzones del barrio, etc.....
Pero estas son otras historias.....que ya os iré contando. Hoy hasta aquí.